¿Qué grava este impuesto?
El impuesto sobre los gases
fluorados de efecto invernadero es un tributo indirecto que grava el
consumo de una serie de gases —hidrofluorocarburos (HFC),
perfluorocarburos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF)— que se emplean en
la fabricación y para el funcionamiento de determinados aparatos. Se
usan, por ejemplo, como refrigerantes, en extintores de incendios, como
disolventes y para la fabricación de espumas aislantes.
¿Cuál es el tipo impositivo?
El tipo impositivo del impuesto
varía en función del potencial de calentamiento atmosférico del gas, con un máximo de 100 euros por kilogramo de
gas. Además, se incluye una serie de exenciones. Entre otras, para los
aparatos con un uso de menos de tres kilogramos de gas o para el aire
acondicionado de los automóviles. (cosa buena de saber para que no nos engañen en el taller)
¿Quién asume su pago?
Los fabricantes o mayoristas de
estos gases son los encargados de recaudar este impuesto para el
Ministerio de Hacienda a través de sus precios. De esta forma,
repercutirán el tributo en el precio final que pagan sus clientes. Por
ejemplo, los supermercados en la instalación y mantenimiento de sus
intalaciones de aire acondicionado y la hostelería por sus neveras.
¿Cuánto encarece, por ejemplo, el aire acondicionado?
Según la Asociación de Fabricantes
de Equipos de Climatización (Afec), comprar y recargar un aparato de
aire acondicionado supondrá un coste adicional de entre 60 y 65 euros.
Fuente: ABC motor
